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lunes, 11 de abril de 2011

Recordemos los últimos días de Jesús en la Tierra


"Como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos" (Mateo 20:28).

En éstas fechas, la mayor parte de las personas recordamos uno de los sucesos más importantes de la historia, hecho que tiene una trascendencia mundial y que nos incumbe a todos nosotros, sin importar la raza, el color, el idioma o la religión a la que pertenezcamos, nos referimos a los últimos días del Señor Jesús aquí en la Tierra, así como su muerte de sacrificio y su resurrección.

Según la Biblia Jesús murió un día 14 del mes judío de Abib (o Nisán), misma fecha en la que los judíos celebraban la fiesta más importante del año: la Pascua.
Poco antes de morir, Jesús instituyó otra celebración entre sus seguidores, lo que muchos conocen como la Conmemoración de la muerte de Cristo, o Cena del Señor.

Éste año, el día 14 de Nisán coincide con el día 17 de Abril, según el calendario gregoriano, por lo cual ese día debería ser de observancia para todos nosotros, de meditación y de agradecimiento a Dios por el maravilloso regalo del "rescate".

Ahora bien. Para incrementar nuestro aprecio por ese día, les invito a leer un poco acerca de los últimos días de Jesús en la Tierra, comenzando con algunos sucesos del 9 de Nisán. Tengan en cuenta que las citas bíblicas aquí registradas han sido tomadas de la Santa Biblia, versión Reina-Valera, edición de 1960.

SUCESOS DEL 9 DE NISÁN (Mateo 26:6-13)

Y estando Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, vino a él una mujer, con un vaso de alabastro de perfume de gran precio, y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la mesa. Al ver esto, los discípulos se enojaron, diciendo: ¿Para qué este desperdicio? Porque esto podía haberse vendido a gran precio, y haberse dado a los pobres. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues ha hecho conmigo una buena obra. Porque siempre tendréis pobres con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis. Porque al derramar este perfume sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura. De cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.